Durante el año pasado, millones de árboles debilitados por la sequía han muerto de los escarabajos de corteza en la Sierra Nevada. Al sur de nuestra región, en los Bosques Nacionales Sequoia y Sierra, la mitad de todos los pinos ponderosa y pinos de azúcar han sido matados. Bosques en el Condado Tuolumne (como se muestra arriba) también están sufriendo gran daños, pero la mortandad causada por el escarabajo de coníferas todavía no ha sido tan devastador en el Condado Calaveras, más al norte.
Este invierno, la cantidad casi normal de precipitación ha ayudado a remojar profundamente los suelos resecos de bosque. Sin embargo a pesar de la lluvia y la nieve, en febrero y marzo una nueva oleada de coníferas moribundas se hizo evidente. Además de los pinos, abetos blancos ahora están muriendo en gran números también. La causa clave de la mortalidad del abeto es el grabador de abeto (Scolytus ventralis), un pequeño escarabajo negro de corteza que vuela a un árbol (a menudo en altos números), agujerea una entrada, excava una galería de huevo y pone hasta 300 huevos. Las larvas se alimentan de la capa de cambium por debajo de la corteza, creando un laberinto de pequeñas galerías. Si la galería de adultos o las galerías de las larvas rodean el árbol, se obstruye el flujo de agua y nutrientes – matando el árbol.No existe un tratamiento eficaz de control que el Servicio Forestal o propietarios de bosques privados pueden utilizar para proteger grandes áreas de bosque. Los números de escarabajos de corteza se han aumentado debido a períodos prolongados de temperaturas cálidas en los últimos cuatro años de sequía. Un número elevado de escarabajos atacantes abruma la capacidad de incluso los árboles saludables para expulsar a los escarabajos con savia. Si hay lluvias abundantes en la primavera, agua adecuada ayudará las coníferas estresados a recuperarse de la sequía y con suerte hacerlas más resistentes a ataques del escarabajo. Sin embargo, si los bosques locales terminan sufriendo a través de un clima inusualmente seco el próximo año, entonces la mortandad de coníferas podría llegar a ser aún más extrema en grandes porciones de bosques de la región. Todos esos árboles muertos añaden a la acumulación ya extrema de combustible forestal, aumentando el riesgo de otro mega-incendio destructivo.
